Alakrana: ¿No habrá pagado el PNV?

De la Vega: \»España no ha pagado ningún rescate\»

Uy, qué mal huele De la Vega. Insiste en que España no ha pagado ningún rescate. Y si es tan rotunda en su negativa, falsa a todas luces, ¿por qué tanto aplomo? ¿No será que ha sido el gobierno vasco el que ha pagado? Si así fuera, la afirmación de Caamaño y de la Vega, «España no ha pagado», sería una falacia clamorosa, además de enormemente maligna y perfectamente dirigida a atomizar España territorial y administrativamente.

La segunda fase de la agenda oculta de Zetapé entra en su recta final. No nos sorprendería que ya se estuvieran recabando réditos políticos para la federalización de España. ¿No habrá pagado el gobierno vasco, o incluso el PNV?

Las familias vascas del Alakrana no cuentan con nuestra simpatía: han rechazado el asilo ofrecido por los militares, se quedan en el Alakrana, y no sólo no han hecho ondear la bandera Española en su ayuntamiento, sino que más aún, han permitido que se haga promoción de los presos etarras junto a su pancarta. Rechazan volver en avión, se quedan en el Alakrana. Bonito sabotaje nos han montado entre todos, gobierno, familias y piratas.

Vecinos de Bermeo, hablo en nombre de muchísimos españoles. DE NADA.

De bien nacidos es ser agradecido.

Y por otra parte, es patético ver que en España los políticos se esconden detrás de los militares para justificar sus cagadas, y ver en menos de 24 horas cómo el gobierno británico reprende al suyo y da la cara por él.

Reino Unido se excusa por el comportamiento impropio de la Royal Navy

Por cierto, que la impropia conducta de la marina británica bien pudo estar motivada por nuestra pifia con los piratas, que hará que ante las próximas situaciones, sean otros los que se acuerden del gobierno español. Y como uno no se acuerda de un gobierno, sino de todo el país entero, pues se acordarán de toda España.

Alakrana: Pedro J.-Nadie cree a Chacón y J.J. Rodríguez

Bueno, lo primero, ahí va el editorial de ayer de Pedro J. acerca de la comparecencia de Chacón y José Julio Rodríguez. Expertos forenses aseguran que la nariz de ambos crecía a razón de medio milímetro por declaración. Nosotros no hemos comprobado tal extremo, pero tampoco los creemos.

Y ahora, cedemos paso a la incorrección política de José Luis de Valero, refiriéndose a la actuación de España en la crisis de los piratas. Tampoco se traga la versión del Estado Mayor.

Es increíble. Ha tardado Julio José Rodríguez una sola crisis para enmierdarse con Chacón y todo el gobierno.

Y como veo que algún lector ha empezado a salivar por el colmillo, dejo también el de Hermann, que fué increíble. Nos hemos permitido añadirle un corte de la banda sonora de Marea Roja, para que se vea lo que sentimos cuando Hermann engancha el editorial perfecto.

Con un par, señor Tertsch.

EL ASESINATO DE SANDRA PALO

ATENCIÓN: VIOLENCIA EXTREMA EXPLÍCITA

La noche del 17 de Mayo, Rafael García Fernández, alias Pumuki, el Rafita, iba en el asiento de atrás de un coche robado. Conducía su primo, Malaguita. También iban en el coche Ramón y Ramoncín, otros dos compinches habituales.

Eran las fiestas de San Isidro, y habían planeado acercarse por la pradera, a ver si podían dar uno de sus palos. Sin embargo, de camino, vieron, caminando en el arcén, a una pareja joven.

Ella era Sandra Palo, una joven deficiente psíquica. Estaba con un amigo, también deficiente. Ambos venían de la pradera de San Isidro, tras haber acompañado a casa al novio de ella. Habiendo perdido el último autobús, volvían a casa caminando.

Su madre la había llamado al móvil. Era muy tarde ya, y a Sandra le cayó la peta. Al día siguiente era la comunión de su hermano pequeño. Malaguita detuvo el coche junto a ellos. Dijo: «Quiero enrollarme con esa».

Los metieron a ámbos, Sandra y su novio, en el coche, a punta de navaja. La dijeron que la iban a violar. Sandra suplicó y lloró. El chico estaba paralizado de terror. Después de pasearlos en coche un rato, a él le dejaron salir en un punto de la carretera de Toledo, y el pobre muchacho salió despavorido, a avisar a alguien. El chico sólo acertó a poner un mensaje equívoco a la madre de Sandra.

Se llevaron a Sandra a un descampado cercano a la Plaza Elíptica, junto a la nave de los rótulos Fraile.

Allí, la violaron Malaguita, Ramoncín y Ramón. Rafita no tenía ganas. Pero sí sujetó a Sandra mientras los otros consumaban la violación.

Después, subieron al coche. Declaran que el plan era dejarla allí, vistiéndose entre sollozos. Pero Malaguita apretó el acelerador y la estampó contra una tapia, llegando a arrastrar a la chica por el muro. Declararon varios, después, que les impresionaba el ruido de las embestidas. Malaguita la embistió con el coche, contra una tapia de ladrillo, no menos de diez veces, tal vez quince. Sandra se levantaba cada vez, y Malaguita volvía a embestir, dice uno. Otro de ellos declara que la sujetaron entre dos, y Malaguita la embistió las piernas para evitar que escapara. Otro, que la pasaron por encima varias veces.

Cuando Sandra ya no se levantó, se fueron en el coche a una gasolinera cercana, y compraron gasolina. El gasolinero les preguntó, y ellos contestaron que era para un amigo que se había quedado sin gasolina. El gasolinero hizo caso omiso y no llamó a la policía.

Sandra aún movía los brazos, intentando levantarse, cuando volvieron al descampado. La empaparon de gasolina, la pegaron fuego y se largaron de allí. «No queríamos desgracia», declaró Rafael.

Quemaron el coche con el resto de la gasolina y volvieron al barrio a pie. Nunca se encontró el vehículo.

Rafael y el Malaguita se quedaron juntos un rato, después de que los ramones se fueran a sus casas. Malaguita se fue al poco. Le estaba entrando mono de caballo. Hasta mañana, hasta mañana.

Rafael García no tardó en jactarse delante de todo el mundo sobre lo que había hecho, estaba loco por contarlo a los cuatro vientos. Cuidao que matamos, decía. Cuidao que quemamos. Cuando apareció el cadáver de Sandra, muchos testigos supieron al instante que Rafael y sus compinches habían sido los autores del horrible crimen. Le hemos dao la muerte del Torete, decía.

Durante el juicio, uno de ellos amenazó a la familia de Sandra pasándose un dedo por el cuello, mientras les miraba fijamente.

Retrato de Rafita

Ofrecemos el DOCUMENTO DE LA SENTENCIA POR EL JUICIO DEL ASESINATO DE SANDRA PALO.