LAS REINAS MAGAS DE CARMENA

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Recuerdo cuando era pequeño la ilusión que me hacían los Reyes Magos. De eso se trataba, de mantener las tradiciones utilizando la ilusión de los niños. Era un buen truco, pues luego seríamos nosotros los que querríamos generar esa ilusión en nuestros hijos, manteniendo de paso las tradiciones. Y así sucesivamente.

Un buen truco, sí. Pero hasta aquí hemos llegado.

Occidente quiere acabar con todo eso. Con la ilusión y con las tradiciones. Hemos inventado unos datos de pobreza que no existe y los hemos utilizado como coartada para meter en gobiernos y ayuntamientos a una gente que aborrece nuestra cultura, nuestra tradición y nuestra civilización.

Usando unos datos de violencia doméstica falseados hasta la náusea, ahora queremos que los reyes magos sean «reinas magas». Resulta que era un insulto a las mujeres que no hubiera una fémina entre los tres sabios de Oriente que cita nuestra tradición.

Retorno a cuando era pequeño y veía que el rey negro no era negro de verdad sino que estaba pintado. O que las barbas eran más falsas que Judas. Y de alguna manera me convencía a mí mismo de que todo era real, más que nada porque DESEABA que lo fuera. Y de hecho, los juguetes eran reales, que era entonces lo más importante del asunto.

Ahora veo que lo importante no son los juguetes. Lo importante era (es) mantener la ilusión para transmitir la tradición. Y es ahí donde estas parodias partidistas que nos ha traído la «nueva política» atacan sin piedad. Si los Reyes Magos son mujeres, los niños no se lo tragan. No way, sir. Detectan las «cosas de los mayores» metidas en el asunto. Si un DJ encabeza la cabalgata laica, los niños no reconocen la estrella de Oriente. O eso o para mantener la correlación en el belén habrá que colgar un DJ encima del portal. De los camellos olvídate: sería opresión animal. De modo que también habrá que vender reinas magas en triciclo en los puestos de la Plaza Mayor, para que las familias progres puedan celebrar la cristiana Navidad a su propia medida. Y al final, cada uno hará una cosa distinta, como cualquier otro mes del año. Que es lo que quieren en realidad tanto Carmena como el islamismo.

Hace poco el hijo de unos amigos me vino con una confidencia: «El papá de un amigo dice que los Reyes no existen, que son los padres». Le respondí muy en serio, sin perder el tono de secretismo, y con todo el aplomo que los niños demandan de sus adultos:

-Eso es porque el papá de ese niño no quiere que te traigan nada los Reyes.

-¿Y eso por qué?

-Porque no le gustan.

El papá de ese niño es la cabalgata de Carmena. Y así se derrumban las civilizaciones: con una amplia sonrisa.

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