CÓDIGO PENAL
TÍTULO XXIII.
DE LOS DELITOS DE TRAICIÓN Y CONTRA LA PAZ O LA INDEPENDENCIA DEL ESTADO Y RELATIVOS A LA DEFENSA
NACIONAL.
CAPÍTULO I. DELITOS DE TRAICIÓN.
Artículo 584.
El español que, con el propósito de favorecer a una potencia extranjera, asociación u organización internacional, se procure, falsee, inutilice o revele información clasificada como reservada o secreta, susceptible de perjudicar la seguridad nacional o la defensa nacional, será castigado, como traidor, con la pena de prisión de seis a doce años.
La provocación, la conspiración y la proposición para cualquiera de los delitos previstos en los artículos anteriores de este Capítulo, serán castigadas con la pena de prisión inferior en uno o dos grados a la del delito correspondiente.
CAPÍTULO III.
DEL DESCUBRIMIENTO Y REVELACIÓN DE SECRETOS E INFORMACIONES RELATIVAS A LA DEFENSA NACIONAL.
Artículo 601.
El que, por razón de su cargo, comisión o servicio, tenga en su poder o conozca oficialmente objetos o información legalmente calificada como reservada o secreta o de interés militar, relativos a la seguridad nacional o la defensa nacional, y por imprudencia grave dé lugar a que sean conocidos por persona no autorizada o divulgados, publicados o inutilizados, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año.
Artículo 603.
El que destruyere, inutilizare, falseare o abriere sin autorización la correspondencia o documentación legalmente calificada como reservada o secreta, relacionadas con la defensa nacional y que tenga en su poder por razones de su cargo o destino, será castigado con la pena de prisión de dos a cinco años e inhabilitación especial de empleo o cargo público por tiempo de tres a seis años.
EL GOBIERNO NO GUARDA COPIA DE LAS ACTAS DE LA NEGOCIACIÓN.
———————
CAPÍTULO SEGUNDO DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
Derechos y libertades
SECCIÓN 2ª
De los derechos y deberes de los ciudadanos
Artículo 30.
1. Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España.
——————————–
El inepto Mariano, aquejado de parálisis verbal y afasia conceptual, se niega a mover ficha contra Zapatero. Se concentra en la economía, dice. Aunque si fuera así, por esa razón debería estar vapuleando al gobierno por las actas de la negociación PSOE-ETA. Nada de eso. Mantiene su perfil bajo. Mariano no rompe el pacto antiterrorista. Mariano se convierte así en cómplice honorífico de la negociación sucia con ETA. Sólo Mariano sale en los telediarios generalistas. Ni Pujalte, ni ningún otro. Si Mariano hubiera hablado hoy en el Parlamento, las actas de ETA habrían dejado de ser un secreto a voces, ignorado tácitamente por el ciudadano común, y se habrían convertido en el epitafio de un gobierno corrompido desde antes de llegar al poder, corrompido de base, dispuesto a bajarnos los pantalones ante ETA, los nacionalistas y cualquier enemigo de España. Mariano podría sentar a Rubalcaba y al señor Z en el banquillo. Pero no. Mariano se calla, y deja que otros que no salen en el telediario vapuleen a un gobierno manchado por el fracaso, por la mentira y por la vileza. Mariano es un cobarde. No representa a los españoles. Sólo representa la única alternativa, por ahora. O eso se cree él. Lo único que es hoy día es otra cadena de transmisión del gobierno. Una comedia de presidencia por turnos, en la que no importa la ley, ni la decencia, ni la dignidad, sólo importa el turno. Mariano respeta el turno. ¿Por qué?
Una de dos. O bien a) es tan idiota como parece, y se cree que respetando el turno le van a respetar a él cuando le toque, cosa que no va a ocurrir, porque la izquierda se lo va a merendar vivo si gana las elecciones, que, repito, cada día dudo más que las gane, o bien b) Mariano está condicionado por algún tipo de chantaje que no se atreve a hacer frente, y que le obliga a permanecer mudo ante la flagrante traición de Zupalcabero. No me explico, sin éstas dos posibilidades, cómo puede ser que el principal designado por los españoles para vigilar los actos del gobierno más podrido de los últimos ochenta años, se quede de brazos cruzados con su estúpido tic nervioso y su estúpido hablar gangoso, hablando de cosas de las que puede hablar cualquier otro día, mientras un gobierno proetarra y antiespañol enseña la yugular como no lo había hecho en todos sus años de apestoso gobierno.
Tal vez hayamos extraído conclusiones erróneas del comportamiento de Rajoy. Pero si quiere que disipemos esas dudas, tiene la obligación de moverse, dar la imagen que sus votantes le exigen. Y si no, al banquillo también, por cómplice.