RAFITA GARCÍA FERNÁNDEZ ENTREVISTADO EN LA TELE

He asistido indignado al inicio de la operación de lavado de cara en favor de el secuestrador, torturador y asesino de Sandra Palo. El gitano Rafita cumplió una condena irrisoria, inexistente. Y luego, fue puesto en libertad vigilada. Lo de vigilada va en cursiva porque nadie le vigilaba. No sé si la tarea recaía en Justicia o de Interior. Me da igual. En cualquier caso, el tutor legal de Rafita, hasta que cumpla los 18, es el Ministerio de Justicia. En cualquier caso, nadie lo vigilaba.

No deja de ser curioso que cuando Rafita estaba en su piso tutelado en Andalucía, y cometió sus primeras nuevas fechorías, la madre de Sandra Palo ya clamó en el desierto, porque lo de España con la justicia es un clamor en el desierto, para que alguien se hiciera cargo de que Rafita cumpliera su condena. Aunque sea una basura de condena. Pero nadie contestó. El ministerio no contestó, la prensa no contestó, Rafita no contestó. Nadie clamó a la Junta de Andalucía (PSOE) por dejación de un deber como vigilar a un asesino y violador.

Ahora, el niñito está en Madrid. Ahora, el ministerio de Interior sí endilga a Esperanza Aguirre el control de la criatura. Y ahora toda la progresía estará repitiendo, loro de pirata, «la culpa es de Esperanza, la culpa es de Esperanza».

Tres años en un centro de menores, y otro de libertad vigilada en el que nadie le vigila. O sea, tres años en un centro de menores. Punto.

Éste tipo sujetó e intimidó a Sandra Palo mientras la llevaban al fatídico descampado. Éste tipo sujetó a Sandra Palo mientras tres de sus compinches la violaban. Éste tipo compró gasolina para quemar el cuerpo, roció de gasolina su cuerpo, aún con vida tras ser atropellada no menos de una decena larga de veces, contra un muro, primero, y pasada por encima, después. Éste tipo se jactó de la hazaña ante sus conocidos. «Cuidao que quemamos». «Cuidao que matamos». Por eso le cogieron tan pronto.

Tres años en un centro de menores. En el que, por cierto, no le han enseñado a leer. Y no exagero. Tal como suena.

No ha parado de reincidir desde que salió a la calle. Con semejante condena, nunca lo hará. Terminará, por supuesto, matando a alguien. Tal vez le cojan, probablemente no.

Y después de años ninguneando las contínuas llamadas de atención, todas más que razonables, necesarias, ahora sí, con la pelota en el ministerio de Rubalcaba, la tele se vuelca en el asunto. Y lo hace sacando al pobre Rafaelito limpito en su casa y poniendo cara de bueno. Un lavado de cara como otro cualquiera.

Ya lo avisaban los trabajadores a su cargo en sus declaraciones y los informes, por activa y por pasiva. No está arrepentido, no está reinsertado, no está preparado para hacer una vida normal, por inofensiva, fuera de la cárcel. Está visto que los informes, en España, son papel mojado. Lo que opinen los expertos no importa. Y lo que declaren a los medios, sólo verán la luz en los canales vetados por la progresía, El Mundo, LD, esRadio y poco más.

Hay que parar como sea la Ley del Menor. Fué un golazo que la progresía marcó a Aznar por todo el centro de la portería. Otra propuesta socialista que resulta ser contraproducente.

Repasando su texto, en la medida de mis modestas posibilidades, porque el lenguaje jurídico le retuerce las meninges al más pintado, encuentro que en su redacción no se contempla al menor como posible agresor, sino como víctima segura. Así, la justicia ha tratado a Rafita como a una víctima de las circunstancias. Claro, a las circunstancias no las puedes sentar en un banquillo. Así que las circunstancias se van de rositas. La culpa, si un menor mata a tu hija, no la tiene nadie. El viento, si acaso.

Y así nos ha ido. El niñín va de mal en peor. Pobrecito, es víctima de las circunstancias, de la sociedad. Deberíamos, no encarcelarlo, sino ponerle un pisito. UN PISITO. Dicho y hecho, se le ha puesto un pisito. Pero él lo ha rechazado, y ha vuelto a su barrio.

Allí le hacen el vacío. Es un apestado. Nadie habla con él. Vive con su madre, aislados socialmente. Sus clanes le han repudiado. Por fin algo de justicia popular. La información de primera mano de El Mundo ha sido la lectura más interesante del día. La recomiendo. Pero está en las páginas de pago, y no voy a reproducirlas aquí.

No estoy en contra de que se entreviste a Rafita García Fernández en la tele. Pero no en esos términos. Repugnante. Deleznable. Vaya cara de falso que se gasta, la alimaña. Clásica entrevista para reblandecer al público. No será la última.

El caso Rafita evidencia varios fracasos.

-Fracaso de las políticas sociales progres, que perpetúan la miseria, la marginación y el crimen a base de subvencionarlo, con el agravante de ser el ciudadano común quien sufre las consecuencias.

-Fracaso de la ley del Menor, que sólo rebaja el nivel cívico, y aporta impunidad. Como muestra, perfecto reflejo en el espantoso caos de educación.

-Fracaso del modelo autonómico, la madre de todas las quiebras, que perpetúa la guerra de competencias, la desigualdad, el caos y el vacío de responsabilidades a la carta. La mayor parte de las veces, los gobiernos autonómicos se pelean por una competencia. Otras, se apartan la patata caliente. Damnificado seguro, el ciudadano común.

-Fracaso (éste sí, pertinaz, infinito) de la casta política, que ha demostrado lo poco que le importamos los votantes. No se pasa uno la patata caliente, señora Aguirre. Se actua, y si hay que poner el grito en el cielo, pues se pone. Pero lo primero que tenía que haber hecho usted, ante la inoperancia de Rubalcaba o Caamaño, es garantizar la seguridad de María del Mar Bermúdez. Pero no lo ha hecho. No era su competencia, pero sí su obligación, especialmente ante la inepcia.

-Fracaso de las fuerzas de seguridad, que se han revelado incapaces de coordinarse ante la inoperancia de sus superiores.

Supongo que se ha inhibido por no alimentar las transferencias de competencia. Pero no era el momento. Además, creo que no fue buena idea proponer la perpetua revisable en éstos días. Ya cuando Rajoy la secundó, dinamitó toda credibilidad. Ahora es tiempo, señora Aguirre, de liderar el PP, antes de que sea demasiado tarde. Es tiempo de que pare toda esta mamonada en la que hemos convertido la vida pública española. La toca a usted reconstruir España, como le tocó a Felipe, y a Aznar, le toca a usted. Rajoy es parte del problema. Le toca a usted, Esperanza.

Así que La Ciudad en Llamas, a falta de más argumentos que los ya expuestos en anteriores entradas, ha decidido concentrar voces contra Rafita, voces que no conoce el gran público porque los medios progres han relegado el asunto.

Cuando he visto a Rafita poner esa carita de pobrecito se me ha revuelto el estómago. Telecinco al rescate de Rubalcaba, en un momento delicadísimo, pues el ministro debe de andar preocupado con el soplo policial a ETA. Lamentable, Telecinco, que ha relegado a María del Mar Bermúdez a los programas de sucesos, a horas tardías y muy gore, no ha dudado en llevar la mejor cara de víctima de Rafita a sus telediarios.

No pienso colgar el vídeo de telecinco. Me ha asqueado, y en varias ocasiones me han dado ganas de apagar el ordenador. No quiero ni pensar cómo se habrá puesto Mar Bermúdez. Pobre mujer, está devastada. Sin embargo, ahí continúa, luchando por lo que es justo. Por su hija. Y por los hijos de todos nosotros.

«RAFITA» GARCÍA FERNÁNDEZ(IV) OTRA VEZ EN LA CALLE

Uno de los cuatro asesinos de Sandra Palo, Rafita, fue detenido éste fin de semana junto a otros tres compinches. Repitiendo el marco de la noche fatídica, Rafita fue detenido en compañía de otros tres compinches y en posesión de un coche robado. Repitiendo modus operandi. Ésta vez con guantes. Se ve que el tipo se va perfeccionando. Despacito, a su modo cazurro y obtuso, pero se va perfeccionando.

Como bien sostiene Paco Pérez Abellán, si el Ministerio de Interior es el tutor de Rafita, será al Ministerio de Interior a quien habrá que pedir responsabilidades si el prescindible Rafita vuelve a matar.

Si no lo ha hecho ya. Teniendo en cuenta que fué detenido éste fin de semana porque los cuatro estaban haciendo mucho ruido mientras robaban el coche. Ruido que me suena a mí a sensación de impunidad. No es para menos. Fue soltado en pocas horas sin fianza.

Un tipo que quiere imponer su modo de vida, que se jactó y se jacta de lo que hizo, y que no ha recibido ningún castigo real, protegido por la ley del menor y por el inconsciente colectivo progre, no se va a regenerar nunca. Debe de andar pensando lo bien que se lo montó Carcaño. «Para la próxima vez, hay que deshacerse del cuerpo», habrá pensado, a la salud de la ley del menor.

Nuestro apoyo y nuestro ánimo a María del Mar Bermúdez, madre de la pobre Sandra. En homenaje a ámbas, en las próximas generales no votaré a ningún partido que no pida la supresión de la ley del menor, una aberración jurídica que convierte al culpable en víctima, y a la víctima en culpable.

EL ASESINATO DE SANDRA PALO

ATENCIÓN: VIOLENCIA EXTREMA EXPLÍCITA

La noche del 17 de Mayo, Rafael García Fernández, alias Pumuki, el Rafita, iba en el asiento de atrás de un coche robado. Conducía su primo, Malaguita. También iban en el coche Ramón y Ramoncín, otros dos compinches habituales.

Eran las fiestas de San Isidro, y habían planeado acercarse por la pradera, a ver si podían dar uno de sus palos. Sin embargo, de camino, vieron, caminando en el arcén, a una pareja joven.

Ella era Sandra Palo, una joven deficiente psíquica. Estaba con un amigo, también deficiente. Ambos venían de la pradera de San Isidro, tras haber acompañado a casa al novio de ella. Habiendo perdido el último autobús, volvían a casa caminando.

Su madre la había llamado al móvil. Era muy tarde ya, y a Sandra le cayó la peta. Al día siguiente era la comunión de su hermano pequeño. Malaguita detuvo el coche junto a ellos. Dijo: «Quiero enrollarme con esa».

Los metieron a ámbos, Sandra y su novio, en el coche, a punta de navaja. La dijeron que la iban a violar. Sandra suplicó y lloró. El chico estaba paralizado de terror. Después de pasearlos en coche un rato, a él le dejaron salir en un punto de la carretera de Toledo, y el pobre muchacho salió despavorido, a avisar a alguien. El chico sólo acertó a poner un mensaje equívoco a la madre de Sandra.

Se llevaron a Sandra a un descampado cercano a la Plaza Elíptica, junto a la nave de los rótulos Fraile.

Allí, la violaron Malaguita, Ramoncín y Ramón. Rafita no tenía ganas. Pero sí sujetó a Sandra mientras los otros consumaban la violación.

Después, subieron al coche. Declaran que el plan era dejarla allí, vistiéndose entre sollozos. Pero Malaguita apretó el acelerador y la estampó contra una tapia, llegando a arrastrar a la chica por el muro. Declararon varios, después, que les impresionaba el ruido de las embestidas. Malaguita la embistió con el coche, contra una tapia de ladrillo, no menos de diez veces, tal vez quince. Sandra se levantaba cada vez, y Malaguita volvía a embestir, dice uno. Otro de ellos declara que la sujetaron entre dos, y Malaguita la embistió las piernas para evitar que escapara. Otro, que la pasaron por encima varias veces.

Cuando Sandra ya no se levantó, se fueron en el coche a una gasolinera cercana, y compraron gasolina. El gasolinero les preguntó, y ellos contestaron que era para un amigo que se había quedado sin gasolina. El gasolinero hizo caso omiso y no llamó a la policía.

Sandra aún movía los brazos, intentando levantarse, cuando volvieron al descampado. La empaparon de gasolina, la pegaron fuego y se largaron de allí. «No queríamos desgracia», declaró Rafael.

Quemaron el coche con el resto de la gasolina y volvieron al barrio a pie. Nunca se encontró el vehículo.

Rafael y el Malaguita se quedaron juntos un rato, después de que los ramones se fueran a sus casas. Malaguita se fue al poco. Le estaba entrando mono de caballo. Hasta mañana, hasta mañana.

Rafael García no tardó en jactarse delante de todo el mundo sobre lo que había hecho, estaba loco por contarlo a los cuatro vientos. Cuidao que matamos, decía. Cuidao que quemamos. Cuando apareció el cadáver de Sandra, muchos testigos supieron al instante que Rafael y sus compinches habían sido los autores del horrible crimen. Le hemos dao la muerte del Torete, decía.

Durante el juicio, uno de ellos amenazó a la familia de Sandra pasándose un dedo por el cuello, mientras les miraba fijamente.

Retrato de Rafita

Ofrecemos el DOCUMENTO DE LA SENTENCIA POR EL JUICIO DEL ASESINATO DE SANDRA PALO.

RAFAEL GARCÍA FERNÁNDEZ, RAFITA: Antecedentes de un parásito pernicioso y prescindible

Malaguita (18 años), Ramón (17), Rafita (14) y Ramoncín (17), y otros chicos formaban una especie de banda. En 2003, se movían a sus anchas por las inmediaciones del barrio, y tenían en jaque a sus vecinos.

-¿Llevaban allí viviendo toda la vida? No. Vivían todos en Las Mimbreras. Fué el IRIS (Instituto para el Realojo y la Integración Social) quien concentró todo un clan de familias gitanas conflictivas en un programa de viviendas en la Avenida de Villaviciosa, en Alcorcón, en 1999.

-¿Eran ya asesinos y violadores al llegar al barrio? No. Pero Rafael y sus hermanos ya eran consumados ladrones al llegar al barrio, cuando se les dio una casa, en 1999. Los problemas empezaron inmediatamente. Robos, actos vandálicos, desprecio por las normas, ningún respeto con los vecinos.

-¿Y la policía no hacía nada? Pues más bien poco. Y después, ni eso. Los vecinos llamaban a la policía, y la policía se presentaba, al principio. Sin embargo, los hermanos eran rápidos y solían darles esquinazo. Además, su madre los protegía. Terminaron siendo los propios policías los que rehusaban acudir en ayuda de los vecinos. Ni se molestaban en aparecer, vaya. ¿Para qué? Cuando Malaguita y los otros se dieron cuenta de que su juventud les otorgaba impunidad real, ya no había quien les tosiera. Eran los amos de su calle.

-¿Y después de robar una tienda volando el escaparate con un coche robado, nunca iban a la cárcel? Nunca. Acumularon tantas denuncias que se les conocía bien en la policía, y también en la fiscalía de menores. Sin embargo, la juventud de los delincuentes y la propia laxitud de nuestro código penal hacían irrisorias las condenas que rara vez se les llegaba a imponer. Una de las raras ocasiones en que Rafael «El Pumuki», como le llamaban sus compinches, acabó en el centro de menores de Chamberí, el agente que lo acompañó contó que el chico dijo «Me quedo a ver si la cena me gusta, y si no me escapo y ya duermo en casa».

-¿Y no será que Rafita sólo se dejaba llevar por los otros? ¡Es que es muy joven! Rafael era muy joven, sí, pero toda una estrellita entre sus amigos. Su carácter frío y a veces violento le convierte en una mascota con mucho peligro. Y muchas veces lideraba los actos vandálicos y delictivos. Un día, Rafael García se levantó con ganas de montarla y empezó a disparar a los transeúntes desde su ventana con una escopeta de aire comprimido, hiriendo a 10 personas. ¿Qué más da, pensaría, si no me van a hacer nada?

-¿Y de dónde sale Rafita?¿Cómo es su familia? Rafita proviene de familia gitana. Él es gitano, cosa que no verás escrita en casi ningún medio importante. Nació en mala hora un fatídico 5 de Diciembre de 1988, en el poblado chabolista de Las Mimbreras. Tiene dos hermanos mayores, Bubu y Manuel, y dos menores, Dani y Richard. Su padre, Paco, un delincuente común de escasitas luces, como su hijo mediano, siempre estaba entrando y saliendo de la cárcel. Rafael García empezó con 7 años su carrera delictiva robando bolsos distraídos. Siguió con tirones, y continuó robando coches para asaltar tiendas. Los vecinos de la zona se quejaron del foco chabolista, y en especial, de Rafael y su clan.

Fue entonces cuando las caritativas almas del IRIS (recordamos, el Instituto para el Realojo y la Integración Social) decidieron que el problema de esas familias era que no tenían una casa como todo el mundo. Así que trasladaron a todo el clan a un bloque de la zona de la Avenida de Villaviciosa, en Alcorcón. Sin embargo, la situación se agravó como siempre que pones a convivir, puerta con puerta, a personas civilizadas y honradas junto a delincuentes marginales sin la menor intención de integrarse.

Como resultado, la Banda del Chupete, como se les conocía a Rafita y sus hermanos y amigos en las dependencias policiales y en la fiscalía del menor (tiene huevos la cosa), se asentó en la Avenida de Villaviciosa. Ya generaron varios titulares antes de la noche fatídica. No hacían el menor caso de las normas.

Mira, amigo, en la navidad de 2001 Rafita provocó dos incendios en el garaje de su bloque. Dejando 30 pisos sin luz ni agua, y quemando tres coches.

-¿Y te parece mal que se integre a los marginales a la sociedad? Nooooo. Qué va. Nooo. Lo que pasa es que el IRIS éste no pregunta a los vecinos si están de acuerdo con que se traiga una familia de gitanos marginales a su casa, sino que adquiere la vivienda y endosa el marrón a los pobres vecinos que, indefectiblemente, ven mermadas sus vidas, y devaluadas sus casas y amenazada su integridad física.

Pero bueno, ésta gente estará controlada por el IRIS ese, ¿no? O sea, una convivencia requiere de sacrificios por ambas partes. Si una de las partes se aprovecha de la otra, entonces el IRIS expulsará a esa gente, ¿no? -Pues no señor. El IRIS acusa de racismo sistemáticamente a la avalancha de protestas vecinales que, inevitablemente, se producen una y otra vez.

En 2000, sólo un año después de que llegara ésta gentuza a su barrio, todos los vecinos, todos, salieron a la calle a protestar en manifestación, pidiendo el desalojo inmediato de aquel foco de crimen, insalubridad y tercer mundo. ¿qué pasa, es un vecindario racista? Por supuesto que no. Sólo sufren las consecuencias de la labor de unos tipos muy solidaaaarios, muy solidarios, pero que viven mu leeeeeeeeeeeejos mu leeejos de los gitanos a los que tutelan.

-¡Hablas como un insolidario! -Exacto. Es que soy muy insolidario. Y no quiero reintegrar en mi barrio a ninguna familia gitana. Y tengo todo el derecho de ser insolidario. Sin embargo, ya que son tan solidarios los del IRIS, y similares, estoy muy de acuerdo con que sean ellos los que acojan en sus barrios, y no en el mío, a todos esos gitanos. ¿No son tan solidarios? Pues que lo demuestren, llevando a los rafitas de turno al colegio de sus hijas, y poniéndolos a vivir debajo de sus casas. ¿O es que te crees que el figura del IRIS que realojó a los García en los pisos, vivía por allí cerca?

Hipócritas, disfrazan de solidaridad la degradación de barrios trabajadores que merecen algo mejor que ser el cubo de la basura que produce, a raudales, la política del subsidio. Pasa en muchas barriadas obreras, como San Fermín, en Madrid, infestada de focos de insalubridad y abuso, con cantidades de vecinos viejos e indefensos a los que tienen a raya. Salen ¡CUCARACHAS! de sus pisos. Y no es racismo, cuidado. CUCARACHAS de las de verdad. Insectos que viajan de piso a piso. ¿Cómo se puede vivir así? No ya ruidos, golpes, peleas, droga, gente rara contínuamente trasegando aquí y allá, portales sistemáticamente reventados, policías inmunizados, mal olor, peligro de incendio (más de uno se da, también) y conflictos vecinales crónicos, con intimidación.

Conozco muchas historias. La historia de un portal eternamente reventado a patadas. La familia gitana lo abre a golpes. Un vecino les llama la atención, y le toman por el pito del sereno. Otro vecino, en pleno duelo por la muerte de su hija, tiene que aguantar debajo de su ventana, en plena calle a las tantas de la madrugada, un jolgorio flamenco, que se han sacado las sillas y las guitarras a la calle. El vecino de luto baja a pedirles que bajen el volumen, y le amenazan de muerte.

Aunque claro, si uno quiere un buen portal, es precisamente para que no nos entre la gentuza. Pero si la gentuza vive dentro, ¿para qué quieres un portal cerrado? Pero el segundo caso es más complicado. ¿Cómo se soluciona eso, si los benditos míos del realojo no te respalda?

Amigo, deja que te explique que en las familias más arraigadas de gitanos, se enseña a los niños a no ver a los payos como personas, sino como primos, víctimas potenciales. La palabra payo quiere decir eso, tonto, primo. Ni ellos mismos entienden cómo somos tan imbéciles como para mantenerlos de un modo tan clamoroso. Saben que tienen que hacerse las víctimas cuando ven una cámara cerca, y ni siquiera reprenden a sus hijos cuando cometen delitos. Los hermanos mayores de Rafael, sin ir más lejos, se dedicaban al robo en comercios. Ese era su trabajo. Lo digo para cuando hablemos de psicopatía=falta de empatía.

Sigamos, amigo. Fíjate que a la madre de Rafael la quitaron la custodia de sus dos hijos pequeños. Fíjate a qué gente enviaron a vivir junto a gente honrada e inofensiva. La madre vendía (y que sepamos, aún lo hace) en el mercadillo de Entrevías. Mercancía robada, imitaciones, contrabando. La única en la familia con un trabajo, pues Paco, el padre de Rafael, trapicheaba con droga.  Cuando le quitaron a sus hijos, previsiblemente se echó a la calle, a llorar, que sus hijos no eran tan malos, que no era cosa de culparles por todo lo que pasaba en el barrio. Mientras tanto, Rafita disparaba perdigones a sus vecinos, pues el capítulo de la escopeta de aire ocurrió por éste motivo, o con ésta excusa, como dirían ellos.

No, señor, que los realojen en las casas de los solidarios funcionarios del IRIS, y similares. A ver qué tal les va.

-Pues en eso tienes razón. -¡Y tanto que la tengo, amigo! Pero es que, como ya hemos dicho en LaCiudadenLlamas, los progretas son muy solidarios, pero exponiendo las vidas de otros, no las suyas, de la misma manera que son muy comunistas con nuestro dinero, pero no tanto con el suyo.

Y para terminar, amigo, te he traído un documento, un papelito que, a mi humilde entender, es el principio de toda la historia. Porque el final lo conocemos todos, Sandra Palo murió. Y el origen de los protagonistas. Pero el principio de la película, ése no lo han contado muchos. Aquí lo tengo. Para tí, amigo. Pincha aquí para leer cómo empezó ésta historia.

Rafael García Fernández, RAFITA (III) DE NUEVO EN MADRID

Quédense con esta cara. Rafita ha vuelto.

Ya lo imaginábamos ayer, al escribir la entrada «Rafita II». Y es que, si éste asesino impune está en paradero desconocido, lo más lógico es pensar que ha vuelto a su entorno. Si ésto es así, Rafael García Fernández, «EL RAFITA», ha vuelto a Madrid. Si éstas suposiciones son ciertas, María del Mar Bermúdez, mamá de Sandra Palo, y principal ariete por la reforma de la ley del menor, corre peligro.

Se presume que está en la Cañada Real Galiana, pues muchos de los integrantes de su clan han ido emigrando allí. Sin embargo, la policía no ha ofrecido protección a la familia Palo, que ha tenido que pedirla por iniciativa propia. Ni siquiera nos sorprende la indolencia institucional.

Para colmo, la ley protege el rostro de Rafael García, de manera que la familia Palo ni siquiera conoce su rostro, porque el tal García puede conocer perfectamente el domicilio de María del Mar Bermúdez y su marido Fernando Palo, y estos están incapacitados para conocer siquiera el rostro de una amenaza potencial clarísima.

Y ahora, nos enteramos de que la policía lo tiene en busca y captura desde hace meses, y que este dato no se había comunicado a la familia. Ni a los medios, cuando indagaron. ¿Pero aquí alguien hace su trabajo? ¿Está la justicia esperando que éste tipo mate a alguien? ¿Dónde está la bondad de un sistema que protege a Rafael García Fernández, para que no sepamos su cara?

La familia Palo está expuesta, y Rafita está oculto. La imagen que ofrecemos levantó gran indignación entre la izquierda por semejante vulneración de los derechos del menor. Sin embargo, la madre de Sandra Palo es un personaje público, y la conoce todo el barrio, y la policía no había tenido ni siquiera la deferencia de comunicar la noticia a ésta pobre gente, no ya protegerles de oficio, como creía yo que es su obligación.

Ya denunciaba Maria del Mar que la libertad vigilada de Rafael García no era tal, y que estaba en libertad de facto. Después, robó, y se escapó. Y ahora, lo que venga. Pero que lo sepa todo Madrid, y en especial el eje Getafe-San Martín de la Vega. La justicia ha soltado a Rafita García, que ha vuelto a casa.

Era lógico, por otro lado, pensar que éste cazurro sanguinario, que está orgulloso de su crimen, estuviera harto del anonimato que la justicia extiende a su alrededor para protegerle, quisiera volver a su entorno, donde sí le conocen. A ser un héroe.

Nos vienen a la cabeza las líneas que escribimos en la entrada sobre la corrupción social generalizada en el caso Marta del Castillo. Aquí ocurre lo mismo. Una familia de bien, una familia normal, modélica, sobre la que se ceba la miseria moral desde todos los ángulos.

Nuestro apoyo siempre por ésta mujer admirable, que está sufriendo por proteger las vidas de todos nosotros.

El márketing del estado no los cubre, ¿eh, Zapatero?¿Dónde estás, Aído? Éste tipo se jacta de haber violado, atropellado, quemado y abandonado, aún con vida, a una chica indefensa.

Pero claro, Sandrita Palo era deficiente. Y ya sabemos que para Zapatero y Aído, matar a un feto deficiente es un DERECHO. Para Zapatero, Rafita ha cumplido una función social tardía. No, vuestro márketing de estado no cubre a Sandra Palo.

¿Qué, Aído? ¿No hay machismo ahí? ¿No hay un tipo que presume de haber intimidado, violado y dado muerte a una chica indefensa? Pues te voy a contar qué pasó. Pues resulta que cuatro delincuentes comunes que acumulaban más de 700 denuncias por diferentes delitos, andaban de juerga con el coche, volviendo, como cubas, de las fiestas de San Isidro. Malaguita, el conductor,  la vió en la parada y dijo que quería «enrollarse con ella».

Poco importa, a efectos de violencia de género, Aído, que Rafita y sus amigos secuestraran en coche a Sandra y a un amigo, cuando ambos esperaban el autobús tras salir de la berbena de las Vistillas. Soltaron al chico, aterrado. A ella se la llevaron a un descampado, cerca de la Plaza Elíptica.

La violaron repetidas veces. Mientras unos sujetaban, otro consumaba la violación. Cuando se cansaron, subieron al coche y el conductor la atropelló, estampándola contra una pared, y embistiendola repetidas veces. «Nos quedamos flipaos», declararon después Rafita y Ramón, los dos más jóvenes. Era la noche más divertida de sus vidas. La gran juerga.

Pocos días después, Rafael es detenido. Varios testigos informan que se está jactando en público, con la noticia en la calle, de lo que le hicieron a la niña.

Para él, y el resto, «enrollarse con ella» significaba secuestrarla, violarla, matarla después, no vaya a molestar luego denunciándoles. La matamos y ya está. Nos quedamos flipaos, dice Rafita. Como si estuvieran viendo una película en 3d. Pero, para Aído y Zapatero, no hay violencia de género ahí, ni alejamiento, ni nada.

El marketing de Zetapé no cubre a Sandra Palo. Qué lástima que Rafael García no se encontrara aquel día a vuestras hijas, señores del gobierno, flacas o gordas, románicas o góticas, minusválidas o no, qué lástima que aquel día Rafita y sus amigos no se encontraran con ellas, en lugar de con Sandra Palo, y decidieran «enrollarse con ellas». Qué puta lástima.

RAFAEL GARCÍA FERNÁNDEZ,»RAFITA» (II) EN PARADERO DESCONOCIDO

María del Mar Bermúdez denuncia a los medios que Rafael García Fernández, asesino confeso, irredento y reafirmado, ya está en libertad. Se supone que está en libertad vigilada, pero cometió éste verano un robo con asalto y no se ha presentado en el juzgado. Está en paradero desconocido, y su incomparecencia así lo prueba.

Ya lo avisaron los expertos que, cuando el juez aprobó la puesta en libertad vigilada a Rafael García Fernández, dictaminaron que el sujeto carece de empatía o autocrítica, posee cero autocontrol, tendencia a la manipulación, es incapaz de adaptarse, de comprender a los otros, su humor es imprevisible, inmaduro, dependiente, incapaz de valerse por sí mismo sin reincidir en sus viejas artes, las únicas que conoce, y aún se jacta de lo que hizo a Sandra Palo.

AUTO DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE MADRID (11/06/07)

«Dificultades de adaptación al centro, con numerosos expedientes sancionadores por comportamientos desajustados y agresivos; integración insatisfactoria con el grupo de convivencia, careciendo de habilidades de relación y capacidad empática, manteniendo actitudes recelosas y hostiles que provocan el rechazo de los iguales; altibajos en el trabajo educativo; inestabilidad emocional, con fuertes fluctuaciones de su estado de ánimo; pensamiento egocéntrico, completamente centrado en sí mismo, lo que le imposibilita la comprensión de los sentimientos ajenos; bajo autocontrol, careciendo de estrategias para manejar la tensión interna, tendiendo a su descarga mediante la ira; inmadurez y dependencia; dureza emocional y comportamientos antisociales adquiridos; y cronificación de la marginalidad en su familia»

Y aún así, fue puesto en libertad, parapetándose el juez en el carácter vigilado del nuevo régimen. Pero, como ha quedado demostrado por María del Mar Bermúdez, de vigilado, nada. La justicia ha puesto en libertad a un animal salvaje, fuera de control e incapaz de ganarse la vida honradamente. Traerá cola, ésta historia, y tal vez, sangre. Y, como apunta un lector insultón, no sabemos mucho de leyes, pero si a mis hijos los matara éste tiparraco Rafael García Fernández, denunciaría también al responsable de que éste tipo estuviera en la calle. Vean el perfil de Rafael el día de su puesta en libertad.

Que ya está bien, hombre, ¿que nos sentimos mal por encarcelar a la gentuza más infecta, coño? Pues el juez que quiera soltar a un tipo como éste Rafita, que se comprometa a mandarlo al colegio de sus hijas o al gimnasio de su mujer. Que lo contrate de niñera y mayordomo. Pobrecito, que es que nadie le quiere. ¿Qué te han hecho, Rafita? Ven, bonito, ven.

Noticia calentita en LIBERTAD DIGITAL

\»Rafita\» García Fernández no acude al juzgado

Mari Mar Bermúdez ha mostrado su indignación al ver cómo para afrontar la vigilancia de un asesino (ya ven ustedes, una migaja para la mujer) no hay dinero, y para pagar a piratas, sí lo hay. Y es que es cierto. La señora Bermúdez ha solicitado que Rafael García cumpla su condena de chichinabo de manera íntegra, en la cárcel. El gobierno ha manifestado en varias ocasiones que no se puede, porque no hay dinero suficiente para el centro que requeriría un preso de las características de Rafael. De lo que deducimos que en España no hay cárcel para un perfil de criminal que sí se da. Y de las palabras del gobierno, deducimos que entienden que, total para cuatro días que va a estar el niñato…Y claro, la Señora Bermúdez no ha podido dejar de ver el agravio comparativo entre su caso y el del Alakrana. Con resultados parecidos en ambos casos, los malos se van de rositas, se ríen de la justicia española.

Pero volverá. Éste Rafita García Fernández, nacido en mala hora, volverá a las andadas. Sin duda. Y le cogerán, pues Rafita no es muy brillante, ni muy listo. Es totalmente previsible y carece de recursos. Volverá. Espero no estar cerca cuando ocurra.

Nos sumamos a María del Mar Bermúdez y su clamor. Justicia ineficaz. Políticos equidistantes. Nula aplicación de condenas. En España ganan los malos con el beneplácito del gobierno.

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Sobre la reinserción de Rafael García Fernández:

Los lectores que hayan tenido el estómago de leer el historial de Richard Kuklinski, el Hombre de Hielo en nuestras anteriores entradas, pueden ver fácilmente el caso típico de un criminal frío, antisocial, mecánico, incapaz de obrar de otra manera. Kuklinski, era tristemente brillante, pero Rafita es un zote de espanto, como sus actos demuestran una y otra vez. Kuklinski, incapaz de dejar de matar, sí mostró durante una época la voluntad de ser un ciudadano corriente, pero al primer bandazo económico y doméstico, vuelve al crimen menor, primero, y pronto, al asesinato, su verdadera condición.

Rafita es un chorizo, cazurro pero absolutamente despiadado, y no siente el más mínimo respeto por las normas. Su preocupación es cómo burlarlas para sacar ventaja, y ni siquiera es muy bueno en eso. Y además, carece de la más mínima fuerza de voluntad, con que es imposible que se recicle, reinvente, reinserte o regenere, como le quieran decir.

Imaginen, Kuklinski era disléxico, y aún así aprendió a matar leyendo revistas de detectives. Y aprendió bien, pues estuvo 20 años en activo, completamente indetectado por la justicia. Y con toda su voluntad y toda su brillantez, no pudo huir de su condición letal.

Díganme ustedes cuánto podía tardar Rafael García, con su falta de preparación y la crisis que nos está cayendo, en reincidir. Y leo que éste Rafita robó un ordenador portátil. Probablemente se le antojó. Éste Rafita, viviendo del Estado en su piso de tutela, se encaprichó del ordenador. Y en cuanto pudo, lo trincó. No es una gran jugada. Pero resulta ilustrativa, pues es la declaración de intenciones de Rafael García.

Y ahora, Rafael García está en paradero desconocido. Si ha renunciado al piso tutelado, Rafita va a volver a reincidir  muy pronto para sobrevivir. Quiera Dios que no haga daño a nadie. Pero, imaginen que la dueña del piso hubiera irrumpido en su casa con Rafita dentro, robando el ordenador. ¿Se imaginan qué hubiera hecho Rafita García Fernández?

Enhorabuena, señor juez. Ole.

Rafael García no puede ser reinsertado. Sacar a la calle a un asesino impune no podía aportar nada bueno. Y ahora, la vida de mucha gente está en juego, en una ruleta rusa tristemente española. No sé, tal vez mañana la hija de un amigo, o el compañero de alguno de sus hijos, lector, o usted mismo, o yo, nos crucemos, Dios no lo quiera, en el camino de éste asesino impune, cuando eso ocurra. Porque no creo que venga a socorrernos ninguna armada.

¿QUÉ OCULTA EL PSOE EN EL CASO MARTA DEL CASTILLO?

El 26 de Enero de éste año, fue asesinada Marta del Castillo. Éste último año ha estado plagado de casos de crímenes de menores: violaciones en grupo, asaltos a comisarías, agresiones a profesores.

Hace unos minutos hemos colgado una entrada sobre Rafael García «El Rafita», y hemos seguido hurgado por la red hasta toparnos, inevitablemente, con el caso de Marta del Castillo, y hemos recordado al padre de Miriam, Fernando García. Vaya mezcla, ¿no? Pues quiero establecer cronológicamente ciertos hechos:

1997: Juicio de Alcasser

Cuando el juez condena a Ricart, varias personas relacionadas con el juicio demandan a Fernando García por las opiniones vertidas en un programa de televisión.

La demanda se queda archivada.

2008:

Enero: Con el caso Mari Luz y el de Sandra Palo en la memoria colectiva por la ineficacia del sistema para bloquear a los criminales, y que tutela al menor si éste comete un crimen, Marta del Castillo es asesinada.

Febrero: La actuación policial es irregular, discutible, sospechosa. El padre, Antonio del Castillo, empieza a denunciar la incompetencia de la Comisaría de Sevilla. El propio Zapatero trata de calmar a Antonio del Castillo con torpes argucias, logrando un rapapolvo público por parte del padre de la niña asesinada. Otra jugada que no le salió.

Al poco, se recupera la demanda a Fernando García, padre de Miriam de Alcasser, NUEVE AÑOS DESPUÉS.

Junio: El padre de Miriam es condenado a pagar 280.000 euros, más varios meses de prisión, por las opiniones vertidas en 1997 en un programa de televisión.

Es evidente que la jugada está concebida para achantar a Antonio del Castillo. Sin embargo, ésta es su respuesta.

Zapatero defiende al criminal y expone a la víctima. Luego la ningunea. Luego trata de camelarla. Después, amenaza. Veremos por dónde intentan atacar a éste hombre, que vio ayer cómo se cerraba la instrucción de su caso sin que el juez haya encontrado el cuerpo de Marta.

Para terminar, lea aquí la noticia de LD: ¿QUÉ OCULTA EL PSOE EN EL CASO MARTA DEL CASTILLO?

RAFAEL GARCÍA FERNÁNDEZ, «EL RAFITA», REINCIDENTE

Recordar el asesinato de Sandra Palo siempre me produce gran desasosiego. En su momento, estuve bastante al tanto de las noticias que generó. Sin embargo, con el tiempo, el seguimiento del juicio degeneró en el ya habitual espectáculo de defensa de los derechos del culpable, causando el desespero y el cabreo del espectador. No obstante, y gracias al tesón de la mamá de Sandra Palo, el seguimiento mediático de las andanzas de el Rafita continuó. Vimos cómo, al cumplir los cuatro años de internamiento, los expertos asignados aseguraron que éste indivíduo no estaba reinsertado. Llegaba a jactarse de sus acciones. Vimos a Mari Mar Bermúdez, una mujer de fuerza extraordinaria, pidiendo por activa y por pasiva que no saliera éste indivíduo. Y aún así, salió a la calle.

El rostro de la desesperación

Rafita tenía catorce años en el momento del crimen. Salió en libertad vigilada hace ya dos, con diecisiete.

Los otros tres condenados fueron:

Juan Ramón Manzano Manzano, «Ramoncín» se acogió a la Ley del Menor: 8 años de internamiento en centro de menores. Acogiéndose a programas, debe de estar al salir.

Ramón Santiago Jiménez, misma situación. Ambos tenían diecisiete años cuando cometieron el crimen.

Francisco Javier Astorga Luque, «El Malaguita», el único mayor de edad, sobre quien recayó el grueso de la condena, 64 años. Se casó en prisión hace dos.

Conviene recordar que sustituir nombres por siglas sirve para proteger a la persona. Sin embargo, en el caso de Sandra Palo, a los agresores se les protege detrás de sus iniciales, como puede fácilmente comprobar el lector. Sólo Libertad Digital, y más tarde ABC, incluyen el nombre y apellidos de los asesinos violadores, mientras que el de la niña Sandra Palo y el de Mari Mar Bermúdez, su madre, que tiene que asistir periódicamente para ser testigo de  cómo éstos criminales eluden sus responsabilidades y se ríen de ella, de la justicia, de usted y de mí.

Rafael García Fernández, alias Rafita, tenía catorce cuando cometió el crimen, en 2003. Acogido a la Ley del Menor, fue condenado a cuatro años de internamiento en un centro de menores, y a tres de libertad vigilada. Lleva ya dos años de esa libertad vigilada.

A Rafael García Fernández, alias el Rafita, le fue facilitado un piso y un trabajo. La prensa no tardó en encontrarle, y se pudo publicar un vídeo en el que la redactora charlaba con él en la calle. Todos pudimos ver el rostro de El Rafita. Casi llega a presumir ante la cámara, y se puede detectar sin dificultad que Rafael García Fernández, alias El Rafita, está deseando decirle a una chica que es un asesino convicto. Y no es de extrañar. Cuando aún no había sido detenido por el crimen de Sandra Palo, él mismo iba soltando aquí y allá lo que habían hecho, lo que puso en la pista a los policías que investigaban el caso, provocando una pronta detención, pues dio detalles muy precisos. Por supuesto, la fiscalía se puso en marcha y retiró el vídeo de la web del canal que lo emitió, y yo aún no lo he encontrado, aunque sé que anda por ahí. Sí lo vimos en su momento. Hemos querido recuperar una captura de la imagen más reciente de éste malnacido, por si un día lo reconocen entre las amistades de su hijo, o viviendo en el piso de enfrente.

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Rafael García Fernández, alias El Rafita

Fue visto hace pocos días en un centro comercial de Córdoba, y grabado por la televisión local realizando una recarga de móvil prepago. Después, el equipo que le localizó contactó telefónicamente con él. Se cree que está alojado en un centro de acogida en Córdoba. No es su primera vivienda, tuvo que abandonar la anterior cuando los vecinos supieron de quién se trataba. Nadie quiere ser vecino de un asesino violador a quien la ley protege y financia, que presume de lo que hizo y que no ha recibido castigo ninguno por aquello. Conviene recordar que, antes del crimen, él y sus compinches estaban perfectamente localizados y acumulaban más de cuatrocientas denuncias telefónicas por todo tipo de delitos.

Y ahora, Rafael García Fernández, alias El Rafita, ha vuelto a las andadas, y ha sido detenido por entrar en la casa de una mujer y robar varias pertenencias, como un ordenador portátil. Hasta que no le metan en la carcel y tiren la llave, éste tipo siempre va a ser noticia. Parece que la libertad vigilada no lo era tanto, como bien añade Mari Mar Bermúdez. Éste asesino ya campaba a sus anchas a falta de un año de cumplir su ínfima, inexistente, condena.

Por suerte, el crimen es menor. Pero, ¿y si no hubiera sido un portátil? ¿Y si éste Rafita hubiera violado y matado a esta mujer? ¿Se comería toda su condena, o una parte de esa condena iría a quien, contra el criterio de los expertos asignados, sacó a la calle a uno de los asesinos de Sandra Palo? Mucho nos tememos que, ni una cosa, ni la otra.

Por esa razón nadie quiere ser vecino de semejante escoria: porque no ha cumplido condena, y cualquier día repite, en versión mejorada, su crimen. Porque el criminal que persiste en su actitud se perfecciona para ahorrarse el trámite del juicio.

Mari Mar Bermúdez pidió por activa y por pasiva una reforma de la Ley del Menor, y fue instada a recoger medio millón de firmas. Recogió un millón de ellas y no se la hizo caso. Se reformó la ley sin apoyo del PP y sin tener en cuenta a Mari Mar Bermúdez.

Hoy, ésta mujer admirable y fuerte ha sido recibida en Estrasburgo por el presidente de la Unión Europea, Hans Gert Pettering, que ha prometido una homologación de la Ley del Menor. Ha sido un día de gran alivio para Mari Mar Bermúdez, y La Ciudad en Llamas comparte y celebra su alivio, pero recordando que el año que viene, Zetapé estará al frente del Parlamento Europeo, mucho nos tememos que su batalla no ha terminado.

También en LaCiudadenLlamas: Rafita (II) Paradero Desconocido, Rafita (III) Libre en Madrid y Rafita (0) Orígenes

Actualidad y Links

ABC Córdoba-El RAFITA: \»Fue un problemilla\»

El Periódico Mediterráneo: Mari Mar Bermúdez en Estrasburgo

Libertad Digital: Detienen a Rafael García Fernández, el Rafita

Libertad Digital: \»La libertad vigilada no existe\»

Libertad Digital: Mayor Oreja, con Mari Mar Bermúdez

Libertad Digital-Alegato de la fiscalía

Descripción de los hechos