He asistido indignado al inicio de la operación de lavado de cara en favor de el secuestrador, torturador y asesino de Sandra Palo. El gitano Rafita cumplió una condena irrisoria, inexistente. Y luego, fue puesto en libertad vigilada. Lo de vigilada va en cursiva porque nadie le vigilaba. No sé si la tarea recaía en Justicia o de Interior. Me da igual. En cualquier caso, el tutor legal de Rafita, hasta que cumpla los 18, es el Ministerio de Justicia. En cualquier caso, nadie lo vigilaba.
No deja de ser curioso que cuando Rafita estaba en su piso tutelado en Andalucía, y cometió sus primeras nuevas fechorías, la madre de Sandra Palo ya clamó en el desierto, porque lo de España con la justicia es un clamor en el desierto, para que alguien se hiciera cargo de que Rafita cumpliera su condena. Aunque sea una basura de condena. Pero nadie contestó. El ministerio no contestó, la prensa no contestó, Rafita no contestó. Nadie clamó a la Junta de Andalucía (PSOE) por dejación de un deber como vigilar a un asesino y violador.
Ahora, el niñito está en Madrid. Ahora, el ministerio de Interior sí endilga a Esperanza Aguirre el control de la criatura. Y ahora toda la progresía estará repitiendo, loro de pirata, «la culpa es de Esperanza, la culpa es de Esperanza».
Tres años en un centro de menores, y otro de libertad vigilada en el que nadie le vigila. O sea, tres años en un centro de menores. Punto.
Éste tipo sujetó e intimidó a Sandra Palo mientras la llevaban al fatídico descampado. Éste tipo sujetó a Sandra Palo mientras tres de sus compinches la violaban. Éste tipo compró gasolina para quemar el cuerpo, roció de gasolina su cuerpo, aún con vida tras ser atropellada no menos de una decena larga de veces, contra un muro, primero, y pasada por encima, después. Éste tipo se jactó de la hazaña ante sus conocidos. «Cuidao que quemamos». «Cuidao que matamos». Por eso le cogieron tan pronto.
Tres años en un centro de menores. En el que, por cierto, no le han enseñado a leer. Y no exagero. Tal como suena.
No ha parado de reincidir desde que salió a la calle. Con semejante condena, nunca lo hará. Terminará, por supuesto, matando a alguien. Tal vez le cojan, probablemente no.
Y después de años ninguneando las contínuas llamadas de atención, todas más que razonables, necesarias, ahora sí, con la pelota en el ministerio de Rubalcaba, la tele se vuelca en el asunto. Y lo hace sacando al pobre Rafaelito limpito en su casa y poniendo cara de bueno. Un lavado de cara como otro cualquiera.
Ya lo avisaban los trabajadores a su cargo en sus declaraciones y los informes, por activa y por pasiva. No está arrepentido, no está reinsertado, no está preparado para hacer una vida normal, por inofensiva, fuera de la cárcel. Está visto que los informes, en España, son papel mojado. Lo que opinen los expertos no importa. Y lo que declaren a los medios, sólo verán la luz en los canales vetados por la progresía, El Mundo, LD, esRadio y poco más.
Hay que parar como sea la Ley del Menor. Fué un golazo que la progresía marcó a Aznar por todo el centro de la portería. Otra propuesta socialista que resulta ser contraproducente.
Repasando su texto, en la medida de mis modestas posibilidades, porque el lenguaje jurídico le retuerce las meninges al más pintado, encuentro que en su redacción no se contempla al menor como posible agresor, sino como víctima segura. Así, la justicia ha tratado a Rafita como a una víctima de las circunstancias. Claro, a las circunstancias no las puedes sentar en un banquillo. Así que las circunstancias se van de rositas. La culpa, si un menor mata a tu hija, no la tiene nadie. El viento, si acaso.
Y así nos ha ido. El niñín va de mal en peor. Pobrecito, es víctima de las circunstancias, de la sociedad. Deberíamos, no encarcelarlo, sino ponerle un pisito. UN PISITO. Dicho y hecho, se le ha puesto un pisito. Pero él lo ha rechazado, y ha vuelto a su barrio.
Allí le hacen el vacío. Es un apestado. Nadie habla con él. Vive con su madre, aislados socialmente. Sus clanes le han repudiado. Por fin algo de justicia popular. La información de primera mano de El Mundo ha sido la lectura más interesante del día. La recomiendo. Pero está en las páginas de pago, y no voy a reproducirlas aquí.
No estoy en contra de que se entreviste a Rafita García Fernández en la tele. Pero no en esos términos. Repugnante. Deleznable. Vaya cara de falso que se gasta, la alimaña. Clásica entrevista para reblandecer al público. No será la última.
El caso Rafita evidencia varios fracasos.
-Fracaso de las políticas sociales progres, que perpetúan la miseria, la marginación y el crimen a base de subvencionarlo, con el agravante de ser el ciudadano común quien sufre las consecuencias.
-Fracaso de la ley del Menor, que sólo rebaja el nivel cívico, y aporta impunidad. Como muestra, perfecto reflejo en el espantoso caos de educación.
-Fracaso del modelo autonómico, la madre de todas las quiebras, que perpetúa la guerra de competencias, la desigualdad, el caos y el vacío de responsabilidades a la carta. La mayor parte de las veces, los gobiernos autonómicos se pelean por una competencia. Otras, se apartan la patata caliente. Damnificado seguro, el ciudadano común.
-Fracaso (éste sí, pertinaz, infinito) de la casta política, que ha demostrado lo poco que le importamos los votantes. No se pasa uno la patata caliente, señora Aguirre. Se actua, y si hay que poner el grito en el cielo, pues se pone. Pero lo primero que tenía que haber hecho usted, ante la inoperancia de Rubalcaba o Caamaño, es garantizar la seguridad de María del Mar Bermúdez. Pero no lo ha hecho. No era su competencia, pero sí su obligación, especialmente ante la inepcia.
-Fracaso de las fuerzas de seguridad, que se han revelado incapaces de coordinarse ante la inoperancia de sus superiores.
Supongo que se ha inhibido por no alimentar las transferencias de competencia. Pero no era el momento. Además, creo que no fue buena idea proponer la perpetua revisable en éstos días. Ya cuando Rajoy la secundó, dinamitó toda credibilidad. Ahora es tiempo, señora Aguirre, de liderar el PP, antes de que sea demasiado tarde. Es tiempo de que pare toda esta mamonada en la que hemos convertido la vida pública española. La toca a usted reconstruir España, como le tocó a Felipe, y a Aznar, le toca a usted. Rajoy es parte del problema. Le toca a usted, Esperanza.
Así que La Ciudad en Llamas, a falta de más argumentos que los ya expuestos en anteriores entradas, ha decidido concentrar voces contra Rafita, voces que no conoce el gran público porque los medios progres han relegado el asunto.
Cuando he visto a Rafita poner esa carita de pobrecito se me ha revuelto el estómago. Telecinco al rescate de Rubalcaba, en un momento delicadísimo, pues el ministro debe de andar preocupado con el soplo policial a ETA. Lamentable, Telecinco, que ha relegado a María del Mar Bermúdez a los programas de sucesos, a horas tardías y muy gore, no ha dudado en llevar la mejor cara de víctima de Rafita a sus telediarios.
No pienso colgar el vídeo de telecinco. Me ha asqueado, y en varias ocasiones me han dado ganas de apagar el ordenador. No quiero ni pensar cómo se habrá puesto Mar Bermúdez. Pobre mujer, está devastada. Sin embargo, ahí continúa, luchando por lo que es justo. Por su hija. Y por los hijos de todos nosotros.