CINE ESPAÑOL: CASTIGANDO LA LIBERTAD

En todos los sistemas totalitarios, incluso los disfrazados de democracia, los peores perros de presa no son los líderes, sino los que viven del subsidio, los amiguitos de los políticos. Aquellos que menos sufren la opresión de los políticos, los protegidos, los niños bonitos del Sistema, esos son los más agresivos. Sólo hay que ver la rabia que los cafres de UGT descargaron el día de la huelga general contra los que abrieron sus negocios ese día. Respetaron el Ministerio de Trabajo, (5.000.000 de parados) pero cargaron contra Esperanza Aguirre, presidenta de la comunidad que menos paro ha generado.

Son esos protegidos por el poder los principales interesados en mantener el estado de las cosas, son ellos los que cargan con más fuerza contra todo aquel que quiera abrir una vía alternativa a la norma. Recordad cuando Morpheus alecciona a Neo: «Muchos están tan habituados a Matrix que lucharán para protegerlo».

Intrépido lector, no deje de pinchar el titular que cuelgo para leer la noticia entera. Lea, lea lo que le pasa a una productora española cuando quiere llegar al público y rechaza la subvención. Se hace más patente que nunca esa frase que se repite con obsesión en Los Soprano y el cine de mafiosos: «No te puedes fiar de quien te rechace un soborno». Evidente. No vaya a cundir el ejemplo.

La productora de «La Herencia Valdemar» quiere llegar al público sin pasar por el Ministerio de la Mamandurria. Todos esos reivindicativos de boquilla, Potto, Coixet, AlmoTroma y compañía, no son más que la vomitiva servidumbre de Matrix, y el hecho de que no hagan piña con este director, es sólo otra prueba más, por si no estuviera claro ya, de entre qué nalgas tienen plantadas sus narices. Las TVs lo mismo de lo mismo. Controladas desde arriba a través de subvenciones al malgasto y publicidad estatal pagada con dinero público (claro, como no es de nadie…), no se atreven a programar una película, ¡ni siquiera gratis!, por miedo a que el público premie un modelo audiovisual que no necesita ni quiere subvención porque para eso está el público: para decidir. Por miedo a ver peligrar su chiringuito, que hace ya tiempo que dejó de funcionar porque el dinero de las producciones se lo gastan en comidas de negocios para cuatro zampabollos, y con las sobras hacen telebasura y cinebasura, en lugar de crear más y mejores producciones y puestos de trabajo.

Sin embargo, bien que vamos a tener Coixet a todas horas, haciendo un reportaje de Garzón en el que no se habla del chivatazo a ETA que ha querido tapar, publirreportaje subvencionado por nuestros bolsillos, y que no quiere ver ni su puta madre, y total para que cuatro voceros del poder se lo lleven crudo. ¡Mamones!