NAVAJAZOS

Jur, jur, jur.

¿Creían los socialistas que se puede basar un mandato en torno a la premisa de que el separatismo es democracia y libertad, sin que sus filas terminen por asimilar el mensaje? Obviamente, no. En el País Vasco, el resultado ha sido demoledor, y sólo se ha necesitado una tímida propuesta de «paz», entrecomillada por el sentido común, condicionada por los asesinos que la proponen, y que los socialistas se han empeñado en creer con obstinada bisoñez impostada, llantitos públicos incluidos, como parte de una campaña electoral que ha naufragado con gran aparato, para que Patxi López se convierta, como buen candidato a suceder a Zapatero, en un zombi, euskozombi, en este caso, presidente en funciones de una región que gobernarán los asesinos dentro de unos meses, si no lo están haciendo ya. Y para terminar la macedonia de violentos, véase la declaración de Eguiguren (condenado por malos tratos, no se olviden, qué maja es la vanguardia de la «paz» nacionalsocialista), que cree que el PSOE ganará algún voto si consigue que su candidato a la presidencia sea alguien que grite «Visca Catalunya» y «Gora ETA», digo, «Euskadi», que me he equivocado.

En Cataluña el asunto es más sangrante, y son las propias filas del PSOE catalán las que se revuelven contra sus siglas troncales. No son tan PSOE como PSC, del mismo modo que no son tan españoles como catalanes. Y si lo son, aunque poco, es sólo porque les conviene, claro. ¿Y es ahora cuando el PSOE se pone a denunciar el separatismo, después de años y años de arrullarles con todo tipo de mimitos, presupuestos, declaraciones, presiones al tribunal inconstitucional, etc, etc… (o tal vez debería decir erc, erc…)? Así les va. Así nos va. No nos extraña, claro, toda vez que CiU, que siempre apuesta por el caballo ganador, ya no se ajuntara con los sociatas al prever la debacle que Rubalcaba nunca creyó que llegaría del todo, y Fishes-Weard dijera aquello tan bonito de «mejor nos habría ido con Portugal que con Cataluña», después de años y años de nacionalsocialismo, todo palmaditas en la espalda, todo concesiones, todo cariño.

Por supuesto, el asunto del separatismo interno lo hace suyo Pepe Bonus, socio del tripartito por defecto y gran defensor de todo lo que tocaba Zetapé. Disciplina de partido, le llaman. O puro oportunismo laboral, que le dicen también. Ese mismo oportunismo que le hace ahora postularse como nuevo secregene del PSOE por sus cualidades patrióticas. ¡Jajaja! ¿Acaso no sabe Bonus que la palabra «patria» genera urticaria entre su electorado? Coincido con él en que al PSOE sólo le podría salvar (o por lo menos, redimir)la moderación real. Pero para salvarse electoralmente, el PSOE se radicalizará para comerse a los demás partidos de izquierda. El problema es que a mayor radicalismo, menor unidad, porque los radicales navajean a extraños cuando van ganando, pero se navajean entre sí cuando han perdido, de modo que poca solución digna le veo al PSOE a medio plazo.

Quien siembra tormentas, recoge tempestades, dicen.

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