HISTORIA COMPLETA DE RICHARD KUKLINSKI: (III) Los años «honrados»

ATENCIÓN: VIOLENCIA EXPLÍCITA A CONTINUACIÓN

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CORTEJO

Para conseguir a su esposa, estrechamente custodiada por su familia, Richard había tenido que regenerarse. Empezó a ir de trabajo en trabajo, todos legales, todos honrados. Pero Richard tenía dos problemas: uno con la autoridad, y otro con las cuentas. El primero le hacía perder los trabajos. Sólo parecía respetar la autoridad de La Familia, y no aceptaba bien que le diera órdenes un tipo a quien Richard podía destrozar con sus propias manos. Su otro problemaera aún más grave. Ser un manirroto no importa tanto cuando uno está solo. Pero si tienes familia, la cosa es más seria. Entonces, tienes que tragar. Eso creaba tensiones en casa. Y cuando empezó a faltar el dinero, las exigencias familiares agravaron la situación en casa, donde las palizas empezaron a ser frecuentes. Aún así, uno de los trabajos más duraderos de su vida llegó a él en ésta época, como auxiliar de laboratorio en un laboratorio fotográfico especializado en el revelado de películas que llegó, con el tiempo, a darle pingües beneficios.

MALOS TRATOS

Pero por el momento, Richard estaba sin blanca. Su mujer había perdido un bebé y estaba embarazada de otro, y la vida en casa de los Kuklinski era tensa y violenta. Richard era imprevisible, y cualquier cosa podía liberar a la bestia. Una de esas noches, viendo la tele, Barbara hizo un inocente comentario y le cayó la peor paliza de su vida. Fue a parar al hospital con la nariz rota, múltiples hematomas y hemorragia vaginal. Había perdido el bebé de cinco meses. La más terrible línea en el victimario de Richard: su propio hijo no nacido. Aquello superaba el crimen de su padre. Richard se daba cueta de ello, y cuando Barbara recuperó la consciencia, ahí estaba él, en la habitación, trajeado, con una caja de bombones y una sonrisa. Con el tiempo, se reconciliaron. Barbara volvió a quedar embarazada y, un día, le hizo a Richard un juramento: si haces daño a mi hijo, te mataré. Con un cuchillo, con veneno, mientras duermas…si tocas a mis hijos, te mato.

Y Richard respetó ése juramento toda su vida. Su deseo de no emular a su padre superó a su instinto asesino.

PLURIEMPLEADO

Sin embargo, las facturas no se conjuran con buenas intenciones, sino con dinero, y Richard siguió moviéndose por ahí, buscando empleos. Encontró uno de camionero de reparto, y aunque lo alternaba bien con el laboratorio, la situación económica no mejoraba. Con Bárbara embarazada, y un trabajo de camionero que le proporcionaba libertad de movimiento, pronto entabló colegueo con ese tipo de compañeros que saben «guardar un secreto». No tardó en empezar a planear pequeños trabajitos con sus dos nuevos amigos.

VAQUEROS

Resolvieron robar en los almacenes del sindicato. Para ello, Richard fue a la autoescuela y se sacó la licencia para dieciocho ruedas. La idea era entrar al almacén y llevarse un trailer. Cuando recibieron una información sobre un trailer lleno de pantalones vaqueros, Richard se presentó allí con su cabeza tractora y una gorra del sindicato. El guarda levantó la barrera y le dio las buenas noches. Richard entró, enganchó el trailer y salió de allí con la mercancía. Sus dos socios le escoltaron con un coche, siguiéndole. Pero Richard, que tenía costumbre de conducir muy rápido, no tardó en dejarles atrás. Los compinches, para no perderlo, se saltaron un semáforo y la policía los detuvo, sin mayores consecuencias. Pero Richard se quedó sin escolta. De natural precavido, vigilaba constantemente todos los ángulos de su vehículo, pero en un momento dado, cerró el paso a un coche que tenía preferencia. Richard se disculpó mostrándose humilde y asertivo, pero del coche salieron dos tipos agresivos, con palos. Richard no lo pensó más y disparó con su 38. Dos tiros. Allí quedaron ambos, tirados en la cuneta. Richard se deshizo del arma, llegó hasta su destino, y vendieron la mercancía.

Nace Merrick, la primera hija de Richard. Su preferida. Nunca le puso una sola mano encima. Y muy seguido, nace Christine, su segunda hija con Barbara.

CIEN MIL RELOJES CASIO

Llegó un chivatazo sobre una partida de relojes Casio. Cien mil relojes. Richard encontró un comprador por 65.000$. Emboscaron al camión en una zona discreta y ataron y amordazaron al camionero, dejándole en la cuneta. Cuando llegaron al almacén, el comprador no les quiso pagar 65.000 y rebajó la oferta a 50.000. Richard mató al tipo en su despacho de un tiro en la cabeza. Inmediatamente, salió a la dársena y disparó a los tres mozos del tipo. En la cabeza, igualmente. Allí quedaron los cuatro cadáveres. Richard y sus dos socios salieron de allí con los relojes, y la policía nunca resolvió el homicidio múltiple. Ajuste de cuentas. El cargamento fue vendido a Phil Solimene, un buscavidas muy popular por el barrio.

PORNO

Richard resolvió así la asfixia económica en casa, pero una mala partida de billar lo dejó sin blanca no mucho después. Ésta constante se repite en la vida de Kuklinski una y otra vez. Por suerte para su familia, Richard ganó posición en el laboratorio, abriendo mercado al pirateo de películas, con el que se sacaba más que con la venta normal. Y un día, los Gambino le incluyeron como proveedor de películas porno en cantidades industriales, para distribuir por todo el país. Richard empezó así a remontar el vuelo como criminal.

TELEVISORES

Durante esos días, la banda de Richard recibe un soplo: un camión repleto de televisores. Repitiendo el procedimiento de anteriores ocasiones, dan el alto al camionero, que queda atado y amordazado en la cuneta. Roban el camión y lo llevan a una granja. Pagan 500 dólares al dueño de la granja por guardarles el camión unos días, pero cuando encuentran comprador y van a por el camión, el garaje está vacío. Golpean al tipo, pero éste jura que no sabe dónde está. Richard saca de su maletero una bengala de salvamento, la enciende y quema los testículos del granjero, que aún así dice ignorar el paradero del camión. Richard insiste un buen rato, y los testículos del tipo quedan reducidos a dos ciruelas pasas, carbonizadas e inútiles. Richard amenaza con empezar ahora con el pene, y ¡sólo entonces el tipo confiesa! Lo tiene un amigo suyo. Richard y sus dos socios visitan al tipo, que, de nuevo, se hace el tonto. Después de que le peguen un poco, el tipo se ablanda, y les lleva hasta el camión. Entonces, Richard mata a ámbos de sendos disparos a la cabeza. Vuelve junto a sus socios y la mercancía. El cargamento se vende sin problemas. Nadie les relacionó con los cuerpos.

Richard, en buenas relaciones con los Gambino por la marcha de la pornografía, había vuelto al ruedo del crimen. Nunca más intentó llevar una vida honrada.

ENLACE A ICEMAN IV: PORNO Y MAFIA

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